LIMITES Y POSIBILIDADES DE LA ACCIÓN
PEDAGÓGICA EN EDUCACIÓN SOCIAL.
En este tema el autor trata de tomar conciencia en
definitiva, se tomará conciencia de que la educación es necesaria pero no
suficiente y que en la organización sistémica de la realidad, la educación
tiene que estar presente y será útil si sabemos identificar sus posibilidades,
pero también sus limitaciones.
Partiremos de la idea que la utilización cada vez más
frecuente de expresiones como “acción
educativa”, “ modelo educativo” o similares, no ha sido acompañada de una
delimitación precisa de los conceptos.
La primera trampa que debe superar un equipo cuando inicia
una empresa educativa es la de clarificar qué significado se da a la idea de
educación .Si se da una ojeada histórica a los ideales educativos,
encontraremos infinidad de significación es. Básicamente, éstas se pueden
agrupar en dos grandes familias: las que ponen el énfasis en un proceso de
cambio y las que destacan sobre todo un resultado final.
El primer caso, el progreso educativo se mide identificando
los cambios que se han producido en un sujeto o grupo comparándolo con él
mismo, en un momento anterior. En este caso, hablaríamos de progreso en términos
absolutos.
En el segundo caso, el progreso educativo se mide
identificando los cambios que se han producido en un sujeto o grupo
comparándolo con un patrono externo que sirve de punto de referencia hablaríamos
de progreso en términos relativos.
La educación social debe superar la dicotomía entre el
sujeto y la colectividad; no debe olvidar que la educación debe centrarse en “la
relación del sujeto con el mundo” donde la medida del progreso individual es
fundamental, pero siempre en relación con un resultado final.
Frecuentemente, los profesionales caen en la trampa de
perder de vista el marco externo que sirve de referencia y tan solo valorar el
progreso respecto a uno mismo. Una primera actividad urgente consiste en ver la
forma como los distintos recursos educativos acercan o alejan a la persona que
se educa de la incorporación social y hasta qué puntos los cambios que el
sujeto experimenta lo conducen en la dirección adecuada.
EL ERROR CON LOS SINÓNIMOS.
Alrededor de concepto educación giran toda una serie de
palabras que en muchos casos se requieren presentar como si fueran sinónimos,
cuando claramente no lo son. Si antes hemos vistos que era preciso clarificar
qué significados se le da al concepto educación, la segunda trampa que cabe
resolver es el de la utilización adecuada de los conceptos. ¿Educación es
sinónimo de aprendizaje?, ¿de instrucción?, ¿de adiestramiento?, ¿de formación?,
¿de incorporación? ¿se trata de conceptos antagónicos o complementarios?¿se
pueden poner en un mismo rango o existen jerarquías entre ellos? Es frecuente
que de forma coloquial todo quiere decir lo mismo; ahora bien, sabemos que cada
uno de estos conceptos tiene connotaciones diferentes, que van desde el
desarrollo del sujeto con conciencia de este progreso, hasta la más pura denominación
pasando por el entretenimiento en habilidades descontextualizadas o la adquisición
de patrones de conducta basados en la repetición.
En la tercera trampa hay que tratar la confusión entre la
buena voluntad y la intencionalidad educativa. Toda acción educativa quiere
generar unos cambios, unas transformaciones. Promover cambios desde la educación
es tener la intención de educar, mientras que trabajar de forma consciente para
asegurar los cambios concretos que se espera obtener es ejercer una
intencionalidad educativa.
La cuarta trampa en que se puede caer un equipo educativo es
la confianza excesiva en el rigor de la planificación. En estos casos, el éxito
de la educación se basaría en la idea de una buena planificación garantiza el
control total sobre las variables que concluyen en el proceso educativo.
La quinta trampa en las actuaciones socioeducativas consiste
en no entender la profundidad de lo que realmente significa pertenecer a una
red. Existe una marcada tendencia a trabajar desde los recursos de forma
aislada, como si en este recurso tuviese
que pasar todo: se compensará el pasado, se estimulará el presente y se
consolidará el futuro. Se trata de una mirada de puertas a dentro, donde cada institución
quiere representar la totalidad del trabajo educativo. Es como si los
diferentes servicios tuvieran que utilizar su turno, su única oportunidad, para
demostrar a los demás su valor.
La sexta trampa en la que puede caer un equipo educativo es
una equivocada percepción de las posibilidades de desarrollo de la persona que
se educa. Se parte de la idea de que si se confía plenamente en el educando,
éste siempre evolucionará positivamente hasta los objetivos que se han fijado
en la planificación. La actitud inicial de incidir educativamente en el otro,
de posibilitarle los medios para su crecimiento, la preocupación para desvelar
todas sus potencialidades, son el elemento clave para la motivación en el acto
educativo: “Conozco el niño o al adulto al que tiene que educar sólo en la
medida en que decido hacerlo evolucionar o inmovilizarlo en el ser que es, en
la medida en que le tomo como ejemplo de una educación posible o en que encierro
en una naturaleza que le condeno a reproducir”.
A partir de los elementos que hemos analizado anteriormente,
presentaremos de forma sistematizada los aspectos que desde nuestro punto de
vista determinan el potencial educativo de un recurso. La combinación de todos
ellos tienen que permitir tener una idea clara de las posibilidades educativas
de la tarea que se desarrolla.
LA PERSPECTIVA CONTEXTUAL
En esta perspectiva, nos referimos a la necesidad de
identificar el lugar que ocupa un servicio en el entramado de la red de la que
se forma parte. Como ya hemos insistido
anteriormente, cada recurso sirve para trabajar unos aspectos dentro de la
trayectoria de una persona que se educa. Por ejemplo, no se puede plantear los
mismos objetivos, ni tienen que estar organizados de la misma forma, un recurso
cerrado de asistencia obligatoria para jóvenes infractores que un proceso
abierto de asistencia voluntaria en el medio comunitario.
LA PERSPECTIVA FORMAL
En esta perspectiva, se trata de tener muy presente las características
del recurso respecto a la duración de las acciones que hacen con los sujetos, la amplitud o
volumen de población que puede abarcar y, finalmente, el grado de formalidad o
nivel de sistematización y pormenorización respectos a los contenidos de aprendizaje.
LA PERSPECTIVA ESTRUCTURAL
En esta perspectiva, se trata de tomar conciencia de los
recursos de que se dispone en un servicio y hacer propuestas educativas que
sean realistas respecto a lo que se puede trabajar realmente con aquellos
recursos. Pese a ser obvio, insistiremos en la idea de que no se puede hacer
cualquier cosa a cualquier precio y que con unos determinados recursos
solamente se pueden hacer unas determinadas actuaciones.
LA PERSPECTIVA PSICOLÓGICA
Esta perspectiva hace referencia al análisis de las
potencialidades del sujeto que se educa y al establecimiento de propuestas
realistas porque esta persona pueda tener éxitos. En relación con este momento
vital y personal, las acciones sociales pueden tener, como mínimo, tres grandes
orientaciones posibles:
-Una orientación compensatoria que tiene por objetivo
neutralizar los efectos inhibidores de la deprivación social o de una dificultad evolutiva,
respecto a habilidades que se tendrían que tener pero no se tienen o de
aprendizajes que sería necesario haber alcanzado.
-Una orientación estimuladora que tiene por objetivo
posibilitar la aparición de habilidades, capacidades y aprendizajes que la presión
ambiental probablemente impedirá que lleguen a aparecer.
-Una orientación rehabilitadora que tiene por objetivo
recuperar habilidades, capacidades y aprendizajes que ya se habían alcanzado
pero que están temporalmente o definitivamente perdidas.
LA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA
Esta perspectiva hace referencia a la identificación de la función
social explícita o implícita que se otorga a un servicio. Entramos en un
terreno delicado porque no necesariamente todo aquello que se dice explícitamente
coincide con lo que implícitamente se piensa.
LA PERSPECTIVA VALORATIVA
Finalmente, existe un último elemento fundamental que
determina las posibilidades educativas. La perspectiva valorativa hace referencia
a la necesidad de tomar conciencia respecto a la tendencia ideológica de la institución
y/o administración que crea un determinado servicio.
En este punto es fundamental clarificar que significado se
da a determinados conceptos y conocer el espíritu que está detrás de una ley,
una red, una institución o un recurso, porque cada uno de los posibles
significados obran o inhiben posibilidades educativas.
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